Beneficios del uso de lubricantes
Evitan la resequedad y la irritación en los genitales, especialmente en las mujeres durante la menopausia cuando los niveles de estrógeno disminuyen. También son muy útiles en situaciones de vaginitis atrófica.
- Reducen el dolor y las molestias durante la penetración, haciendo más placentera la relación sexual. Esto es particularmente beneficioso para mujeres que sufren de vaginismo.
- Permiten alargar la duración del acto sexual, ya que reducen la estimulación del pene y ayudan a controlar y retrasar la eyaculación.
- Incrementan las sensaciones de placer al reducir la fricción e incrementar la estimulación, especialmente en el clítoris y el punto G de las mujeres.
- Facilitan la masturbación tanto individual como en pareja, permitiendo una estimulación más suave y placentera.
- Mejoran la comodidad y reducen las probabilidades de lesiones anales durante la penetración anal.
- Intensifican las sensaciones durante los juegos sexuales como el sexo oral o la estimulación manual de los genitales.
- Previene la transmisión de infecciones al reducir la irritación en las mucosas genitales.
Tipos de lubricantes y sus usos
Lubricantes en base agua:
Ideales para el sexo vaginal y oral, ya que tienen una consistencia similar a la lubricación natural de la vagina. No manchan y son fáciles de limpiar.
Lubricantes de silicona:
Tienen una textura sedosa y permiten una lubricación muy duradera. Son ideales para sexo anal y juegos acuáticos. No se pueden usar con juguetes sexuales de silicona.
Lubricantes híbridos:
Combinan lo mejor del agua y el silicón, creando una lubricación duradera pero no grasosa. Son versátiles para todo tipo de relaciones sexuales.
Lubricantes con sabor:
Ideales para el sexo oral, ya que tienen sabores como fresa, menta y plátano. Algunos pueden calentarse levemente con el aliento o el calor corporal.
Lubricantes calientes:
Contienen sustancias que provocan una sensación de calor al aplicarlos sobre la piel. Incrementan la estimulación sexual.
Recomendaciones de uso
- Aplicar el lubricante sobre toda la vulva, el ano y el pene, no solo la entrada de la vagina o el ano. Cubrir toda la superficie a penetrar.
- Reaplicar lubricante las veces que sea necesario, especialmente en encuentros sexuales largos o penetraciones anales. No hay límite en la cantidad de lubricante que se puede usar.
- Elegir lubricantes hipoalergénicos y libres de glicerina si se tiene piel sensible o propensa a infecciones. Evitar lubricantes con perfumes, colorantes y saborizantes.
- Guardar el lubricante en un lugar fresco y seco para prevenir el crecimiento de bacterias. Limpiar cualquier resto después del sexo y no compartir envases entre parejas sexuales.
- Optar por marcas reconocidas y de confianza. Verificar la fecha de caducidad antes de usar un lubricante por primera vez.
- Probar distintos tipos de lubricantes hasta encontrar aquel que brinde la consistencia y sensación más placentera.
El uso correcto de lubricantes puede marcar una gran diferencia en el disfrute de las relaciones sexuales. Además de incrementar el placer físico, reduce considerablemente las molestias y previene posibles lesiones. Toda persona sexualmente activa debería tener a mano el lubricante ideal para sus necesidades.